Posiblemente la emoción más efusiva que actualmente puedo desarrollar es el miedo. Tengo miedo, sí, lo reconozco. No siempre fui tan fuerte como creía, quizá no para todo. Mi cabeza es caótica, está en modo standby y yo tengo prisa por sacar una resolución óptima. Sé que necesito una pizca de soledad, de confianza en mí misma, de reencontrarme después de todo el tiempo que deposité mis esperanzas de felicidad no de forma individual. Pero, ¿cómo me deshago de algo que para mí, era todo mi mundo?¿Aquello a lo único que le puse ganas, motivación y ambición?¿Cómo me reconstruyo de manera que no sienta que me arrancaron la mitad del corazón? Es tóxico. Tóxico es llamar amor a una necesidad de compañía, a una rutina idealizada, a acostumbrarse a que cada día, no va a ser mejor ni peor que el anterior, sólo va a ser igual. El sufrimiento es resistencia, y justo en ese punto me quedé yo, resistiéndome a despedirme de algo que sé que necesito despedirme.
Siempre sabemos lo que necesitamos, la solución. Nos conocemos muy bien y sin embargo nos empeñamos en seguir equivocandonos conscientemente.
ResponderEliminarEl miedo a lo desconocido es el freno que nos impide impulsarnos. Así es. Quizá si nos da mucho miedo, es porque nos hace mucha falta.
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