Ojalá las despedidas fueran sólo eso, despedidas. Ojalá el ''amor'' (si a ésto se le puede llamar así) fuera siempre puramente sano. Ojalá estuviera compuesto de buenas vibraciones, compasión, compresión y un sin número de calificativos positivos. Ojalá no existiera esa dependencia que las personas podemos generar hacia otras personas, y me refiero a una dependencia que en absoluto roza lo beneficioso. Ojalá no pusiéramos esperanzas en cubos de agua fría. Ojalá no buscáramos congeniar en piezas exactas de puzzle como si por nosotros mismos no fuéramos piezas completas. Ojalá la obsesión nunca se confundiera con sentimientos. Ojalá, y ojalá fuera fácil decir adiós cuando no sabes si realmente, te estás despidiendo de tí, o de alguien más. Ojalá el permanecer junto a alguien no significara la pérdida de uno mismo. Y si lo significa, ¿cómo te reconstruyes?
Gracias por tu comentario en mi blog! Nos leemos...
ResponderEliminarMe gusta como escribes.
Son complicados los adioses, no siempre nos dejan bien, aunque seamos nosotras las que nos vamos.
Un saludo.
Ojalá fuera algo fácil.
EliminarUn saludo y gracias por tu comentario!