Sentí que me entendías.
Sentí que por primera vez alguien se ponía en mis zapatos, alguien entendía el nudo caótico que recorría mi mente, los deseos inalcanzables que ansiaba en cosechar, la inseguridad que abastecía cada palmo de mi cuerpo y la indecisión que me repercutía en cada decisión importante. Sentí que estabas para parar cualquier golpe, de esos que te da la vida cuando menos te lo esperas y nunca sabes cómo salir del paso. Sentí que frenarías mis impulsos antes de que me arrepintiera de ellos. Sentí que entenderías mi locura incluso esas veces que pareciera no tener lógica ninguna.
Y al fin y al cabo, estábamos hechos para sumarnos y restarnos. Para vivirnos, vivirlo todo. Estábamos hechos para comprender cada resquicio, para asomarnos al vacío del otro y no sentir miedo de saltar. Tu estabas hecho para mí, yo así de imperfecta y mortal. Y, parte de mí, daría lo que soy a cambio de lo que tú eres. A cambio de todo lo que somos.
Eso es trabajar en equipo y compartir el camino. Nutrirnos y aprender mutuamente, desaprender y aprender, ser vulnerables para reconstruirnos, abandonarnos en brazos seguros y sostener en nuestro propio abrazo también al otro.
ResponderEliminarLo único peligroso aquí son las expectativas y permitir que el otro sea nuestro salvador, o nosotros creernos salvador del otro. Cada quien es su propio salvador y verdugo. Lo trascendental es acompañarse, apoyarse y crecer.
Cuando entran emociones y sentimientos negativos respecto a nosotros mismos (una dependencia emocional) imposible de gestionar de forma sana... Deberíamos de huir de ahí. Y por desgracia, hay una finísima línea entre lo tóxico y lo sano.
EliminarHola, Isabel.
ResponderEliminarSoy nueva por acá en tu blog.
Me ha gustado mucho tu escrito. Invita a reflexionar sobre esa hermosa conexión saludable que podemos tener con una persona.
Espero puedas pasarte por mi blog: El País de la Palabra Escrita.
Saludos.
Bienvenida entonces!
EliminarYo recalcaría eso, saludable. Buena conclusión.
Gracias y saludos!
Me gustan tus palabras Te envío un abrazo y feliz domingo de gloria
ResponderEliminarGracias!
EliminarEsa conexión que sutura todas las aberturas del otro... Nos buscamos y nos encontramos en otra mirada, no siempre ocurre y cuando eso pasa, es magia.
ResponderEliminarMil besitos, Isabel.
Y alguien tiene que coserte tus heridas que no provocó. Eso sí es amor.
EliminarUn abrazo!
Es la conexión,o la comunión de dos almas, de dos seres que no solo se complementan sino que se completan.
ResponderEliminarMuy hermoso!
Un beso!
Gracias por pasar por aquí ♥
Eliminarsiempre dos , eso de media naranja -la mitad y todo ese rollo es pura falacia
ResponderEliminarbuen comienzo de semana
En mi opinión, una persona externa es capaz de comprendernos y aportarnos hasta el punto de crear una unión completa. Obvio eso de ''media naranja'' es una metáfora que trae controversia a menudo, somos 100% capaces de coexistir solos, de forma individual. Y crecer. Pero cuando alguien te aporta tantas cosas, nuevas experiencias (algunas incapaces de vivirlas solo) es una unión sana (siempre sana) que nos ayuda a crecer también personalmente.
EliminarEncontrar a esa persona que te complete es la mayor suerte que existe, desde mi opinión.
ResponderEliminarUn saludo.
Así es y no es para nada fácil.
Eliminar♥