Las cosas a veces son difíciles. Están difíciles.
A veces uno no recoge cuánto siembra, o al menos, no en esta vida... O quizá el problema está en nuestras expectativas, en lo que nosotros esperamos a cambio, el trueque del karma. Nada es lo suficientemente justo, o eso creemos, tanto para bien o para mal la felicidad se esconde minuciosamente de nosotros. Pasamos por la vida como ajenos, como si no nos diéramos cuenta de que el tiempo es lo único que nunca podríamos recuperar. Ni en la frontera de lo imposible. Sólo nos damos cuenta del aquí y el ahora, de que estamos vivos, cuando se nos llenan las manos, cuando se nos cumplen los deseos, cuando nos sentimos falsamente realizados. ¿Esa es la recompensa verdadera de una vida de inseguridad, el trueque que demanda la justicia? Quizá estemos confusos, quizá esperemos un karma que no necesitamos para no sentirnos vacíos. Para sentirnos completos, de una pieza. Quizá algún día llegue, en esta vida o en otra, cuando seamos conscientes que podemos sentirnos plenos sin esa suerte de recibo.
Dejé de creer en el karma hace tiempo. Antes creía, como la mayoría, que el que hacía el bien recibía a cambio el bien. Pero ya no estoy segura de ello
ResponderEliminarPor ello, esperar algo a cambio de nuestras acciones nos convierte en dependientes. Inestables.
Eliminar¡Gracias por tu comentario!